Friday, May 13, 2011
¿Quién soy?
Por Stephanie Walsh
Era un lunes normal en Segovia, España, cuando una muchacha se despertó con una pregunta. Nunca había pensado en ésta y quería
saber la respuesta.
Durante su desayuno de cereales y zumo de naranja, preguntó a su madre, “Mamá, ¿quién soy?”
Su madre, esbozando una sonrisa, le contestó, “¿Quién eres?
Eres mi niña
bella, Claudia.”
Claudia no quedó
satisfecha.
“Sí, pero ¿quién soy?”
“Pregúntame otra vez esta tarde,” respondió su madre.
Confundida, Claudia salió
para la escuela.
Andaba por las calles, viendo los sitios famosos del pueblo pequeño.
Contempló el acueducto romano, grande y majestuoso…
Se maravilló con la muralla antigua que protegió Segovia durante la Época Medieval…
Durante la escuela, Claudia aprendió sobre Juan Bravo, el héroe militar de Segovia.
Al salir de las clases, Claudia fue al mercado en la Plaza Mayor con sus amigos.
Compraron dulces de los gitanos.
En la plaza, vieron la magnífica catedral gótica de Segovia.
Claudia había perdido la noción del tiempo y miró su reloj; de repente,
se dio cuenta Claudia que casi era
el tiempo de la comida.
Se despidió de sus amigos y veloz se fue a casa.
Claudia llegó a su apartamento a las tres en punto – justo a tiempo para compartir la comida con sus padres.
“¡Mmmm… huele bien!” gritó
Claudia. “Es tu comida preferida,” respondió su padre, “Judiones de la Granja.”
Se sentaron para gozar el plato tradicional de Segovia. A Claudia le encantaba la sopa, especialmente las judías blancas y el chorizo.
De repente, recordó lo que había preguntado a su madre por la
mañana. “Mamá, ¿me vas a decir por fin quien soy?”
“En un momento,” dijo su madre, “Primero, cuéntame tu día.”
“Pues, andaba a la escuela…”
“¿Y que viste?” interrumpió su madre.
“ Lo normal…
el acueducto,
la muralla, todo lo
de Segovia,”
respondió Claudia,
pensando en los sitios de
su pueblo magnífico.
“¿Y después?” preguntó su madre.
“Pues, aprendimos sobre Juan Bravo.
¿Sabes que él fue el líder de los
Comuneros en la
Guerra de las
Comunidades
de Castilla?”
“Sí, lo sé,” dijo
su madre con
una sonrisa.
“¿Y que hiciste después? Casi no llegabas a tiempo para la comida,” dijo su madre.
“Ay, fui al mercado en la Plaza Mayor. ¡Compré una palmera de
un gitano, y vi la catedral!
¡Es tan grande!”
“Muy bien, Claudia. Lo has
pasado bien hoy.”
“Sí. ¿Ahora me puedes decir quien soy?” preguntó Claudia.
“¡Ya me has dado la respuesta, hija!” respondió su madre.
“¿Cómo?”
“¿No lo ves?
Hija, la respuesta es simple:
Eres una Segoviana.”
Cuando se fue a la cama para una siesta, Claudia pensaba en lo que había dicho su madre. Y cuando se quedó dormida, sonreía, porque
finalmente sabía quien era.
© Copyright by Stephanie Walsh
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