Tuesday, May 20, 2008

Mi viaje espiritual para encontrar el español


N. Julia Zuckerman

Desde mi niñez siempre he querido ser distinta a los demás. Cada día todos los niños del vecindario nos juntábamos a inventar juegos, obras de teatro, idiomas y mucho más. Cuándo mis primos latinos venían a jugar con nosotros, los otros chiquillos los veían como diferentes y geniales, y yo quise ser así.

Recé todas las noches a la diosa de la luna para que ella me diera la luz para aprender español. Después de una semana de rezar, me di cuenta de que no estaba haciéndolo suficiente para que me ayudará la diosa. Dejé de jugar con mis amigos y mis hermanas. No comí, y cuando mi madre me preguntó que me pasaba, solo podía esconderme detrás de mis lentes gruesos.

Construí un lugar sagrado para la diosa de la luna dentro de mi armario y lo llene de libros que abandonaban en la universidad española que quedaba al lado de mi casa. Allí, en mi armario, me encerré por catorce años. Salía solamente para comer y hacer mis necesidades.

El día cinco mil ciento diez me desperté, me di cuenta de que en todos esos catorce años no tuve ninguna luz desde que cerré la puerta, de hecho, no tenía ni idea por cuánto tiempo estuve ahí adentro. “Estúpida” me dije en voz alta, y me inscribí en unos cursos en la universidad española que quedaba al lado de mi casa.