Friday, May 2, 2008
El cine y tú
Ali Bishel
Durante la pelea cuerpo a cuerpo, el hombre ganaba el control y estaba a punto de disparar a su archienemigo cuando una lanza penetró su espalda. Con el moribundo atado al volante del yate, los dos hombres saltaron por la borda. Justo a tiempo antes de que el yate explotara…
—“Esta película es fenomenal” Anthony susurró a su novia al lado.
—"Silencio. Estás arruinando la conclusión!" Le replicó Nancy.
Tan pronto como las luces iluminan el cine de nuevo. Los créditos de la película "Thunderball" se presentan a lo largo de la pantalla oscura mientras las parejas salen de regreso a sus propias vidas imprevisibles, pero dramáticas, sin las restricciones de una trama. Anthony le da un codazo a la morena delgada y le dice que "necesitamos hacer eso otra vez pronto."
—"Sí, en cualquier momento" Nancy contestó sonriendo sarcásticamente."
—“Alégrate por favor, ¡debes pasarla bien de vez en cuando!"
—"Lo sé, pero es difícil olvidar la vida afuera del cine, aparte de nuestro país"
—"Pues, fuma marihuana, relájate "
Para los jovenes era necesario encontrar un escape, un modo de rebelarse de manera reservada contra las normas conservadoras y así desvincularse de todos los tejemanejes del mundo cotidiano. Era 1965. La guerra de Vietnam estaba en su *apogeo; Anthony y Nancy eran nuevos estudiantes de Berkeley. Sin embargo, se encontraban enredados en una atmósfera caótica con manifestantes en contra de la guerra, la música polémica y las drogas alucinógenas. Porque no podían superar las presiones se sumergieron en la contracultura, sucumbiendo al uso de drogas y al amor libre. A la vez de evadirse de la realidad tenían una rutina: cada viernes iban al cine, y se sumergían en un mundo fantástico de humor, de amor y de conclusiones felices.
—"Deja de dar virajes bruscos porque la gente pensará que estás barracho!" Dijo Nancy con una sonrisa.
—"Cálmate mi vida, voy al límite de velocidad, además no puedo controlar objetos que siguen saltando en mí!" –Respondió Anothony.
Sin avisar, un coche se pasó un semáforo en rojo. Debido a su reacción más lenta, Anthony chocó contra la parte posterior del coche, haciéndolo girar en la dirección contraria. Anthony dió un tirón en su asiento y Nancy se dió un golpe en la cabeza contra el parabrisas.
—"Estás bien?" Anthony le preguntó. Él continuó conduciendo a lo largo del bulevar, eludiendo la policía. Su dicha e ingenuidad terminaron ese día con el espiritu de una vida despreocupada.
Poco después del accidente, Anthony se fue a Vietnam, lo reclutaron. Nancy permaneció traumatizada y continuó la costumbre de ir al cine sola. El cine oscuro aumentó sus percepciones en ella y la envolvió totalmente en la trama, escuchando, sintiéndo, lamentando, riendo -- pero sin producir un sonido. Ella sobrevivía a las voces silenciosamente de los actores y de las escenas de ensueño. Mientras tanto, el periódico local informó de varios reclutas que habían desaparecido en combate. “Anthony Newell desapareció cuando la tropa A8-11 se aventuró en territorio desconocido. Presumimos que una explosión los hizo separarse. Aunque capturaron y tomaron rehenes, aún permanecían desaparecidos."
Un viernes por la noche, Nancy vio a Anthony en la película Turner clásica donde apareció en el papel principal. Presentándose como aristócrata distinguido en una galeria; le decía a una mujer
—"Venga y búsqueme"
El tiempo pasó. Las continuaciones de las primeras películas se estrenaron. Nadie iba al cine, excepto ella. Anthony había asumido todos los papeles y le hablaba a por medio de la película aunque nunca volvió a casa. Cada día, era la misma rutina. Él le decía que lo rescatara, pero no podría ayudarlo. Dentro del cine ella lo sentía seguro porque estaba cerca de su amor perdido, sabiendo se viva. Cuando ella estaba fuera de la comodidad del cine se ponía loca y vulnerable, ante todo lo que veía. Cada vez que Nancy salía del cine, el destello de la luz borraba su memoria. La sangre cálida le subía le subió a las venas, en un clímax. Con una gran sacudida su cuerpo estoico volvió a la vida de nuevo. Sus pupilas estaban dilatadas, la luz la dejó ciega. Las paredes en colores pastel que le rodeaban aperecía oscuras y nebulosas.
Ella despertó del coma. Confusa, miró alrededor del cuarto de hospital una vez más. Allá en la cama al lado de ella, Anthony estaba con vendajes en los ojos.
Fotografías famosas de mayo del 68 en Paris, de Caroline De Bendern, tomadas por Rey.
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